HOMENAJE AL TRAUMA

A veces la sabiduría de creación, el Gran Espíritu Abuela/o, nos ofrece una ventana privilegiada para poder mirar, desde una distancia sana, los pasos dados en la vida hasta ahora. Nos permite un momento fugaz de claridad el cual, aunque corto en vida, es largo en el trayecto que deja dentro de nuestro ser. Estos meses en Tirana han sido un baile doloroso para mi, hacia el encuentro con la ventana - y lo que de ahí hay que ver - pero el privilegio de un momento silencioso de apertura (hacia lo que hay que ver) ha sido magia pura y un gran regalo latente. Como tan regalo, lo acepto humildemente.

Hay personas, situaciones, vivencias que son difíciles de mirar, nombrar, honrar, permitir que existan exactamente como han sido y son en relación a nosotros, para así poder mostrarnos la gran lección que brindan y el gran amor del cual son portadores. Pero el encuentro a veces ha sido tan doloroso, que para poder sobrevivir, ha sido necesario ausentarnos de la realidad, del dolor, de la herida profunda que se ha causado en nuestro ser. Esta ausencia es trauma y esta misma ausencia, si se aplica mucho (como en mi caso), suele marcar una vida entera, paralizandonos, no permitiéndonos soñar, cumplir sueños, amar, hacer proyectos de vida, tener familias, vivir. Según la etimología la palabra trauma significa herida, y proviene del griego. Si se mira más profundamente, esta palabra es una combinación del verbo “lastimo” y la palabra griega para “frotar, moler girando.” Nos imaginamos entonces personas, situaciones, vivencias, los cuales nos han lastimado a tal nivel que nos ha parecido que nos estaban moliendo girando. Cómo, entonces, poder permitir que hagan exactamente esto, mientras seguimos presentes, sin morir en el proceso? Moler, girando, frotando, DOLOR IMPOSIBLE. Ahí que la vida es sabia y con el paso del tiempo (ese bálsamo para el alma del cual nos hablaban los de antes, diciéndonos que lo cura todo) nos da ventanas. Y lo hace desde una sana distancia. Ventanas amorosas, parte de una casa que se construye en comunidad, desde donde poder ahora, en este momento presente, en este otro tiempo y espacio, mirar lo que sí hay que mirar, aceptar, entender, llorar, gritar, mover...hasta llegar a - como dice el sabio Bert Hellinger - “asentir todo tal y como es, tal y como ha sido.”

Empecé a caminar al año de vida, si no me equivoco, pero siento que en realidad todos los días empezamos a caminar. Todos los días aprendemos a dar los pasos necesarios para encontrarnos con el GRAN TODO misterioso y una y otra vez revisitar precisamente esas personas, situaciones, vivencias a las cuales no les hemos permitido ser lo que han tenido que ser. El tiempo quizás lo cura todo, repitiendolo todo en espacios diferentes, hasta que sea mirado y así liberado. Proceso sanador? Definitivamente sí. Proceso doloroso? También. Proceso liberador? Sin duda. Proceso amoroso? Siempre. Proceso creativo? Absolutamente.

Proceso personal, colectivo, ancestral, cósmico, sabio, al servicio de todo lo que ha sido, es, y siempre será.

Anoche, mientras caminaba por las calles vacías de Tirana - ciudad de mi nacimiento - con una amada hermana, los mismos árboles de siempre, pero también los mismos árboles constantemente cambiantes tenían otra pinta alegre. Y yo supe que alguito chiquitito y grandecito, muy profundo, ha sido liberado en mi y quizas para muchos.

Entonces, si me preguntan qué he hecho estos meses? Quizás la única respuesta es: he podido ver, aunque sea por un milisegundo, árboles alegres en una ciudad extremadamente bella y resiliente. O quizás, me he podido ver alegre, extremadamente bella y resiliente.

Sea como sea, en los ojos de algunos no he hecho nada. En los ojos de mi alma, las cosas son distintas…aunque yo sigo juzgandome.

Jallalla Madre Vida!

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