Y BAILO

Las palabras sanan.

Cuando el resto del mundo parecía sumergido en caos, oscuridad y locura colectiva, a los 11 años, yo trepaba árboles, me escondía bajo techos de uva en la casa vieja de mis abuelos y escribía poesía. La poesía me salvó la vida, me mantuvo sana, me dio paz y esperanza, pero sobre todo me ayudó a poner en palabra mis emociones, permitiéndole a mi alma a expresarse. Las palabras me sanaban y lo siguen haciendo. ¡Le debo mucho a la poesía!

Les comparto el poder de la palabra a través de estos versos:


Me veo en la belleza de un respiro creativo,
lleno de sorpresas, caricias y mimos,
libero la canción de este tiempo pasivo
y me encuentro desnuda mirando al inicio.

Entro y salgo en el cuerpo sensible,
dando vueltas infinitas en espirales invisibles
miro con cuidado, profundidad y superficie,
mientras bailo en el medio de un momento libre.

Abro las alas del corazón palpitante
corazón antiguo de este bello instante,
corazón que no juzga mis recuerdos, mi baile
corazón humano de tantos andares.

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